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Jan

Recopilación de textos públicados en la revista "Superlópez" a partir del número 41, en 1988


El robot
asombrado


Al centro de la tierra


Quiero ser dibujante...


Textos de apoyo


Periplo Bulgaro


¡Mecachis!


Cosas de Huesos


Abocetando


Petisoperías


Bosques de papel


Así cualquiera...


Plumillas y plumillos


En busca del cerdito perdido


El origen de las ideas

las cosas de Jan

Más de uno de vosotros ha escrito preguntando cómo hago el color de las historietas, amén de otras pregunterías. No veas, hay quien pregunta la hora por carta urgente... (Es broma, pero ya llegará ya...)

En general todos hemos pintado algo en la vida, el que más, el que menos... ¿Quién ignora los tubos de óleo, las acuarelas, los lápices de colores, la barra de labios...? Mi compañera dice que no sabe pintar pero bien que se afana pintándose mientras conduzco el coche; para no pasar pánico, dice, como si lo hiciera fatal... Qué va, lo que pasa es que tiene alma de artista. Cosas suyas.

Recuerdo una anécdota de Pablo Picasso: encontrándose sin un duro para pagar la cuenta del restaurante, realizó un dibujo con salsa de tomate y otros jugos sobre el mantel como pago. Un día me decido y lo intento yo.

Quiero decir que las historietas pueden pintarse, en realidad, como quieras; lo que importa es el resultado. Hay algún que otro sistema preferido de Tirios y Editores por la calidad y coste del resultado que varia mucho según los distintos sistemas de reproducción.

Quizá pienses en sofisticados productos mágicos para conseguir no sé qué maravillosos resultados y no hay tal, olvidalo. La cosa reside en el buen hacer del que pinta, del que graba, del que imprime...

Existen tres métodos, Por Indicación: se coloca encima del dibujo una hoja de papel vegetal y sobre ella se colorea someramente, con lápices de colores por ejemplo, amén de otras instrucciones que puedan venir al caso. El grabador és quien se encarga de realizar el color según esas indicaciones, es el caso de páginas como «Island of Tókame Rock» o las de Vázquez, el Grande.

Los otros dos métodos son los que yo sigo en el Superlópez, por color directo: aplicando los colores sobre el mismo dibujo original. Todos los materiales valen, según como quieras montártelo. Utilizo acuarelas liquidas porque no tapan la línea de tinta como por ejemplo el gouache o las acuarelas normales, que son opacas; pero suelo acabar con rotuladores y lápices de colores para los detalles y toques finales. Es el caso de «Al Centro de la Tierra» y de «Los Petisos Carambanales» asi como todas las portadas.

Ojo, ¡no te lances! Las acuarelas líquidas son muy caras para ti, chico. Yo también empecé con lápices de colores... Mira, puedes hacer los dibujos a lápiz, los pintas con lápices o acuarelas de pastilla muy diluidas y sin cargar el color, cuando esté bien seco terminas con tinta. Lo digo por tu sufrido padre que entre Hacienda y tus trastos de dibujar ya debe estar al borde de la quiebra. Si lo sabré yo...

Por pauta azul es el tercer método: una vez grabado el original, en blanco y negro, se imprimen unas copias en color azul claro y éstas son las que se pintan. Ahí se puede usar de todo lo que quieras, Incluso la salsa de tomate de Pablo Picasso. Cosas mías...

Es el método más usado, ya sea por el mismo autor (caso de «La Caja de Pandora») como para encargárselo a otra persona y poderte ir al cine. Es el caso de «El Asombro del Robot» y «Periplo Búlgaro» que los pintó un estupendo profesional colorista, que responde por Eduardo. ¡Gracias chico!

Naturalmente los resultados también dependen del papel empleado en la impresión; por eso las portadas suelen quedar mejor, al ser de un papel más bueno, más blanco, satinado, etc... pero no se come. Nada, cosas mías., no te fijes...

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