
Ya me he leído un par de veces el número, y la verdad es que me ha parecido un poco descafeinado. Coincido con Rafa de que el dibujo es lo mejor, sorprendente respecto a lo que venimos acostumbrados en una historia social, con una sobresaliente la ambientación urbana de Barcelona. Sin embargo, hay varios aspectos del guión que no me gustan, y pese a que se hace amena la lectura, no me parece un álbum demasiado inspirado ni madurado. Se quieren contar muchas cosas, con algunas temáticas acertadas y de necesaria reflexión, y sin embargo se peca en tocar todas ellas sin darles relación alguna y creando más que un mosaico de las realidades sociales, un cristal roto con sus trozos desperdigados.
La trama es muy muy floja. Si os fijáis, Superlópez empieza a investigar por un tema que nada tiene que ver con la historia, buscando la guardería de Judit. Sin embargo, y por una casualidad imposible, encuentra a los verdaderos culpables del problema sin quererlo. Lo peor de todo viene al final, cuando Superlópez se queda sin pistas y de pronto se le ocurre visitar la floristería del principio, sin que le quedara ninguna sospecha al abandonar el lugar. Desde luego en este apartado el cómic es muy pobre. Y por no contar con que Jan repite el mismo método que "El dios del bit", cambiando los decodificadores digitales por móviles.
El tema de organizarlo por capítulos no me convence esta vez. Si bien "La feria de la muerte" estaba dividido en secuencias temporales bien definidas, aquí los capítulos parecen arbitrarios, y además tienen títulos que parecen más bien comentarios del script (ejemplos: "preliminares", "Super en la floristería", "Super en la CIA", etc.) y no frases que evoquen o presenten la temática.