Como Leloup tenía documentación de China para dar y tomar, continuó la historia en el siguiente álbum. Yoko y sus amigas (Monya, Lin y las niñas Rocío de la Mañana y Sin-Yi, en esta historia no salen Pol ni Vic "al ser occidentales llamarían mucho la atención y no podríamos mezclarnos entre la gente" y así nos damos cuenta de que realmente, tampoco hacen mucha falta... ) vuelven a la China del Siglo XI.
Como de costumbre, va con destripes...
La historia mezcla el "turismo" por China, aunque sea la China del Siglo XI, con los "artefactos fuera de lugar" que diría Iker Jiménez y por tanto la fantasía y ciencia-ficción.
Vuelve a haber paisajes impresionantes, tanto naturales como decorados de aldeas de la época. El arranque de la aventura es traer del pasado a la antigua sirvienta de Sin-Yi (¡que curiosamente se niega a volver con ella!


Sobre los viajes en el tiempo de Yoko (esto creo que ya lo he dicho varias veces): excepto aquella vez en la que Monya consigue salvar la Tierra del Siglo XXXIX, el resto de historias son siempre paradojas "cerradas". Es decir, que el presente no se ve alterado sino que ya era consecuencia del viaje en el tiempo. En este caso ella es la protagonista de la leyenda que le contó su abuela de niña en la que una joven "explusaba al dragón de la Pagoda de las Brumas".
¿La música (el sonido) afecta al rayo de luz? Supondremos que a lo que afecta es al emisor del rayo...
El "dossier" explica que Leloup se hizo una maqueta de la pagoda para dibujarla cómodamente desde diversos ángulos.
P15: ¡Yoko azotada de nuevo!


