Jan
Ediciones B, 46 paginas, color , 8.00 euros.
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Escala del uno al 10: un 5.
No esperen de un devoto confeso de los Ramones que vaya a criticar a nadie por anclarse en la actitud de repetir, una y otra vez, la formula que le condujo al éxito. Y menos aún a Jan, pues éste se cuenta también en lo más alto de mi altar particular. Dicho esto debo añadir que las últimas entregas del leonés, y catalán de adopción, no se reciben con el mismo entusiasmo que despertaban las primeras; algo tan explicable como que el autor lleva más de 30 años en esto del cómic y ya hace mucho forjó un estilo que funciona a la perfección y no hay maldita la necesidad de cambiarlo. Aunque la capacidad de sorpresa que me embargaba al encontrarme cada nueva entrega del celtibérico antihéroe haya prácticamente desaparecido.
Superlópez da sus primeros pasos en la desaparecida editorial Euredit, en un registro de chistes cortos muy distinto al que sería el resto de su carrera. Más tarde pasaría a formar parte de la escudería Bruguera donde, mano a mano con Francisco Pérez Navarro, tomaría la forma definitiva editándose en volúmenes independientes, cada uno dedicado a un tema en particular. Los nueve volúmenes que publicó Bruguera y que se cerraban con La Gran Superproducción, son obras maestras que ningún aficionado debería pasar por alto. A partir de la tercera aventura, Jan decide asumir la autoría al cien por cien y muestra todo lo que dará de sí el personaje a lo largo de su carrera: Historias disparatadas y repletas de detalles surrealistas que, tomando como punto de partida argumentos cercanos a lo fantástico, nos cuelan de rondón acertadas reflexiones sobre el mundo que habitamos (véase por ejemplo esa enorme parodia sobre el fascismo que es los Cabecicubos). Asimismo se hace patente el interés de Jan por otras formas de expresión artística y sus viñetas comienzan a poblarse de referencias literarias o cinematográficas. Tras el cierre de Bruguera, la cabecera encuentra acomodo definitivo en Ediciones B, donde apenas sufre variaciones en su estilo, salvo la inclusión de algún detalle infográfico o las canas que desde hace algún tiempo pueblan las sienes del protagonista.
El leit motiv de este El Patio de tu Casa es Particular es el de los viajes en el tiempo adaptados al particular estilo del autor: H. G. Wels pasado por las Ramblas, vamos. Para ello Jan recupera a un cuarteto de secundarios ya conocidos por sus seguidores: la banda de Al Trapone y el Profesor Escariano que en esta ocasión alían sus fuerzas para desvalijar el pasado de sus mejores alhajas. Tan original propuesta no tiene, sin embargo, un desarrollo a la altura pues el autor se limita a presentarnos una serie de escaramuzas, enmarcadas dentro de las Guerras Carlistas, que si bien divierten durante las 48 páginas del volumen, dejan la sensación de que hubieran podido dar para mucho más