Razones de peso para no ser
SuperLópez.

por Gonzalo Aróstegui

Ahí me encontraba yo ayer, en la terraza de un Bar cuyo nombre no viene a cuento, tomándome mi cañita dominical, cuando SuperLópez aterrizó a unos pocos metros, con un chichón en la cabeza y con tres chorizos de buena estampa bajo el brazo. Miraba dudoso en todas direcciones mientras se acariciaba la barbilla con ese gesto tan peculiar y tan suyo.

-¡Ey,Súper!

El alter-ego de López me miró, con un gesto de sorpresa que en seguida se transformó en una cariñosa sonrisa. Yo tenía una igual, era la segunda vez en el año que veía yo a mi gran amigo SuperLópez, y me hacía ilusión charlar de vez en cuando con el Superhéroe más patoso a este lado de la Ría.

-Qué casualidad, precisamente necesitaba una manita para saber dónde está... -dejó la frase en el aire al ver mi cañita, para señalarla- ¿Me permites? Volar da sed.

-Por supuesto, enseguida pido otra. ¿Cómo tú por aquí, López?

-¡Calla, hombre, calla! Lo de López es secreto.

-Claro, no me había dado cuenta. -No fue mi intención haberle puesto en evidencia, me sentí incómodo y cambié de tema, reduciendo la voz y haciéndole la pelota de paso- A veces me resulta admirable ver cómo te las arreglas para ocultar tu identidad, Súper.

-Si, es difícil -afirmaba López con el mostacho espumoso- últimamente estoy con la autoestima por los suelos. Ya sabes, pierdo lectores, gano mala fama...¡Buf! mal asunto.

-¡Venga ya, Súper, ya será para menos! Lo de los lectores te debería dar igual, salvar al mundo a diario es formidable, deberías saberlo.

-Eso es verdad, pero ya sabes, son muchos años en la profesión, y que a un Superhéroe no le agradezcan las cosas, tira de espaldas.

-De todos modos, ya me gustaría llevar tu traje y hacer lo que tú haces.

-Claro, si esa es la parte buena, lo malo es que hay ciertos...motivos que a uno le echa para atrás, a la hora de salvar el mundo y llevar una vida social a la vez.

-Pues no se me ocurren razones de peso para no ser Súper.

-Pues las hay, para empezar -López se levantó, para sentarse seguidamente a horcajadas en la silla- es verdaderamente difícil llevar una vida, mi vida normal, claro, siendo Súper a la vez. Me faltan energías para rendir en la oficina, y sobre todo, que nadie valora mis buenas acciones.

Superlópez hundió su mirada en el vaso de cerveza que estaba ya medio lleno, que él seguramente lo vería medio vacío, a juzgar por su tono de voz.

-De todos modos, -prosiguió- es algo más profundo que eso... mi persona real está mutilada de gran parte de cosas buenas que posee el resto de gente...hace tiempo que no hago algo más social que dar un garbeo por Barcelona con Luisa y Jaime, y qué se yo, tengo 45 años, me gustaría sentar un poco la cabeza. Ya sabes, aún siendo inmortal, la edad mental avanza, y me estoy haciendo viejo de algún modo u otro. Por cierto -cambió de tono- ¿no te estaré aburriendo?

-Para nada Súper, estaba esperando a una cita que obviamente llega tarde, y me encanta escuchar a tipos como tu.

-Me alegro -Hizo una mueca y volvió a posar su mirada en el burbujeo de su cañita, mi cañita- como te decía, estoy frente a una difícil situación. Verás, dispongo de todo el tiempo del mundo para vivir la vida, ya te he dicho que soy inmortal...pero esa no es razón para que me falte tiempo...y mucho

-¿Cómo? -le interrumpí, nada más oir su contradicción.

-Es muy simple...mi reloj no avanza, pero el de los demás si, claro, sigue habiendo atracos que desbaratar, fechorías que impedir y ciudades que salvar de Al Trapone. Pasa lo mismo con el tiempo de mis amigos, no puedo pasar tanto tiempo con ellos, y claro, ello influye en la imagen que tengan de mí...pobrecillos, no entienden que si no me hablo mucho con ellos es porque estoy evitando fechorías.

Afirmé en silencio, comprendiendo lo que López me quería decir.

-Encima -prosiguió el, con su característica labia- no recibo ni medio apoyo, la gente todavía me señala con el dedo diciendo "Mírale, si es Super-Medianía" e incriminándome una y otra vez que mis historias van de lo soso a lo lamentable. Deberían llevar ésta capa sobre los hombros para saber lo que supone.

-Claro -volví a afirmar

Superlópez apuró su cerveza y rió misteriosamente

-El resto de inconvenientes ya te los sabes...demasiada fuerza, ya te acordarás cómo dejé a la pobre vaca de tu padre al intentar ordeñarla....eras un crío

Los dos estallamos a reír. Y después de un agradable silencio, me tocó a mi.

-De todos modos, ya me gustaría a mí combatir a las drogas con tus superpoderes.

-¡Pero si eso lo puedes hacer sin superpoderes ni gaitas! Sencillamente, si te ofrecen chocolate, di que naranjas, ¡Y a otra cosa! ¡Así de fácil!

Sonreí pensativo, aquella frase me sonaba de algo, pero entonces sentí la urgencia:

-Por cierto Súper, ¿qué diantres haces tú aquí un domingo?

-Bueno, acabo de arruinar un alijo de droga en Martorell -se acarició el chichón, lamentándose- pasé por una charcutería de buena fama y le compré estos chorizos a Jan, el dibujante, para darle una alegría. Precisamente te quería preguntar yo por dónde quedaba L'Hospitalet.

-¡Pero hombre de Dios! -sonreí y simulé alarma- te has pasado al oeste, estás en Bilbao.

-¡Cáchis! Al final tendrán razón los lectores, soy un medianía -sonrió lacónico, aunque con cierto sarcasmo- en todo caso, llego tarde, tendré que ir a supervelocidad.

Levantarse y salir volando fue uno, y mientras le veía alejarse por el cielo, le oí decir "¡Y muchas gracias por escucharme!" pero no hizo falta, el placer había sido todo mio.

Dos minutos más tarde llegó mi cita, con traje de diseño y el calzón rojo sobre la malla azul, tal y como vestía mi anterior visita, pero eso sí, más pulcro.

-Verás, necesito comentarte otro problemilla -Comenzó mi nuevo visitante, en un inglés con acento del este de los Estados Unidos, acariciándose la capa roja con pena y cierto sentido de culpa- Resulta que en el Daily Planet...

Encendí la grabadora y la puse a grabar lo que éste otro Súper necesitaba contarme, sí, es cierto que estaba impecable y era superior en todo a Superlópez, pero qué diablos, ser superior no quiere decir ser mejor persona, y desde luego López lo era. Mientras Superman hablaba y hablaba, yo seguía pensando en ese Superlópez que para nada era una medianía, era un gran, y digo gran héroe. Héroe que, por cierto, había salido volando en dirección equivocada.