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Recopilación de textos públicados en la revista "Superlópez" a partir del número 41, en 1988 |
«¿De dónde sacas las ideas para hacer tus histonetas...?» He aquí una pregunta clásica, bastante repetida, machacones que sois. Hay quien me explica que se sienta con un lápiz y piensa, piensa, piensa, en nada naturalmente... y nada se le ocurre, como me pasarla a mí si hiciera igual. Las naranjas se sacan del supermercado, el huevo de la gallina, los pantalones de la tintorería, las ideas... de todo alrededor. De la vida misma. Hay que salir a la calle, vivir; observar. anotar... y tienes ideas a patadas. O sea que para tener algo que contar hay que tener cosas que contar. ¿Me explico...? ¿Tampoco...? Bien, vamos a por el ejemplo. En este caso el ejemplo será la historieta que te ofrezco hoy recién salida de la tintorería... que diga... Vamos a ver de dónde y cómo me lo monté para sacarla de la gallina... Nada, cosas mías. Andaba yo de golfo por la comarca de Cataluña llamada Alt Berguedá cuando recalé en un pueblo llamado La Pobla de Lillet donde me puse a ojear un folleto turístico del lugar. Mencionaba un antiguo monasterio románico del siglo IX. Ponía en el folleto:
«...Santa Maria de Lillet: monestir de gran importància per a l'Alt Berguedà. L'Església, d'estil romànic i planta de creu llatina, ha sofert moltes reformes, la més important de les quals es va fer el segle XVIII. Hi ha uns remarcables claustres...» Como soy un forofo bestia del arte románico y me venía de paso, quise verlo y de todos modos compré una pequeña guía local donde busqué y encontré exactamente el mismo texto, copiones... en fin, vale. Vamos a verlooo... Estaba cerquita y accesible... por un pedregoso y canalla camino rural que hizo bailar de risa el coche. A la vista de la maravillosa selva amazónica que había que atravesar cuesta arriba, mi compañera se rajó. Pero vamos. Si en los papeles está señalado como una visita recomendable y todo... ¡y resulta que era una ruina! Subí trepando entre matas de ortigas y me introduje en el interior... Más matorrales, más ortigas, piedras, pinchos, bichos... Sólo faltaba el ataque de los indios jíbaros. Al bajar a contárselo a mi compañera me torcí el pie y con un dolor de vete a hacer puñetas nos fuimos al pueblo a por pomadas, vendas, y a comer.
Naturalmente, hicimos preguntas, hicimos amistades, compramos butifarra, y después fue cosa de bibliografía. Encontré un libro sobre La Pobla de un tal Rosiñol i Orriols donde ¡Por fin! se reconocía que «...actualment el monestir ofereix un estat ruïnós...» Y para más inri «...anys enrere s'hi adossaren, a les parets del monestir, unes edificacions en convertir-lo en casa de pagès, que ajuden a desfigurarlo...» Según el arquitecto modernista Puig i Cadafalch, el claustro es «...un exemple tipic de claustre rústec, sense escultures i senzill.»
En fin, parte de las curiosidades que recogí
están Claro que aquel día, con el pie rechinando, no podía subir al monasterio otra vez y hube de dejarlo, pero una mañana de los pasados octubres, al verme ya con un guión listo y recién horneado, me planté allá con la cámara: 100 fotos de todo, incluso del interior de la iglesia que por estar cerrada a cal y canto tuve que tomar por todos los agujeros y huecos de las cerraduras... pero basto. No estaba para pedir la llave a quienes ni siquiera se molestan en barrer aquello. He aquí de dónde salió el huevo..., digo la historia, y creo que vale como respuesta a la dichosa pregunta... ¿No es cierto...? ¿No...? ¡Bueno! Ya lo intentaré otra vez pues ahora estoy muy ocupado en la próxima aventura de Superlópez que transcurre toda en Japón. Cosas mías.
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