La originalidad dentro de la línea del autor en esta obra es que se ha realizado como novela gráfica, en lugar de realizar un álbum con un número de páginas estandarizado (48, 56 ó 62). De hecho la forma de desarrollar el álbum ha sido ir dibujándolo utilizando tantas páginas como hiciera falta.
Lo que más me ha gustado es que se trata una obra más personal que las otras, que se centraban más en el humor o en la ciencia-ficción. Siempre he opinado que Torres se ve que tiene buenas ideas para los diálogos pero que en ocasiones no es capaz de expresarlas de forma redonda, en ocasiones son ideas que se sueltan de una manera un poco alborotada o demasiado de golpe, sin un contexto que las prepare. Creo que en este cómic se mejora en ese sentido, y lo he disfrutado más en las siguientes relecturas al haber perdido la idea preconcibida de lo que era una obra típica de este autor.
Las referencias al cine clásico son más que abundantes, muchas veces de manera directa (el protagonista es aficionado a ellas, al igual que el autor) y otras indirectas, y son más difíciles de detectar para mí porque no soy aficionado a estas películas.
Por ejemplo, la mujer del protagonista tiene un ojo ligeramente cerrado. El protagonista reflexiona que al principio le atraía ese detalle de su rostro, pero que a medida que pasaba el tiempo, le parecía que le estaba incriminando y llegaba a obsesionarse.
Mi descubrimiento: el detalle del ojo medio cerrado probablemente sea una referencia a la actriz Carole Mathews:
¿Que quién me puso en la pista? Muchachada Nui.
